El encargo se esta sala singular venía de parte de la agencia de comunicación Imaginarte, querían una espacio para el trabajo en equipo. Para eliminar barreras en la comunicación que fuera impactante y que sirviera para despertar la imaginación, relajarse y sorprender a clientes y visitantes.
Para conseguir esa atmósfera, dado que era un espacio pequeño y recogido, aislado del resto de la oficina se pensó en una combinación entre la estética retro-futurista de las naves espaciales y las discotecas de los años 70. Para darle un toque simpático que comunicara proximidad y le diera un toque más regional le añadimos un toque de diseño porcino.
El espacio permanece oculto detrás de un gran morro de cerdo que se abre para los eventos con expectación de forma automática desvelando su interior. Lo único que indica la presencia de un espacio es la pasarela que comunica con el morro. Una vez dentro, un gran sofá tapizado con una tela estampada con textura de jamón y una moqueta roja son los elementos fundamentales y casi únicos del espacio. El ambiente se remata gracias a la luz indirecta que cambia de color y las bolas de espejo. El protagonista de este espacio singular es un cerdo rosa, símbolo de universalidad y tradición.
